El director general de Eraikune, Jon Ansoleaga, ha sido entrevistado por Zigor Aldama para el periódico El Correo donde afirma que la falta de profesionales cualificados preocupa en el sector vasco de la construcción, que busca transformarse con los fondos europeos.
Basta con echar un vistazo al escaparate de cualquier inmobiliaria para comprobar que la vivienda de segunda mano en Euskadi no destaca por su eficiencia energética. De hecho, rara es la que no cuenta con un certificado teñido de naranja o de rojo. La razón hay que buscarla en la antigüedad del parque residencial: el 55% de los edificios tiene más de 40 años. Pero es un problema cuya solución puede servir para compensar la caída del 12,5% que ha sufrido el sector de la construcción a nivel estatal en 2020.
No en vano, el Gobierno central espera que en los próximos dos años se rehabilite en España medio millón de viviendas, más que en los 15 años anteriores. Y los fondos europeos para la recuperación económica tras la pandemia supondrán un impulso adicional para la consecución de ese objetivo. No obstante, el sector debe ir más allá y acometer una profunda transformación que le permita ascender en la escala de valor. Porque, como señala Jon Ansoleaga, director general del clúster Eraikune, “la construcción apenas ha evolucionado tecnológicamente en el último medio siglo“.
– ¿Cuál es la situación actual del sector?
– Creo que la construcción ha sufrido los efectos de la pandemia menos que otros sectores. Las empresas que dependían más del mercado internacional y las de arquitectura, por ejemplo, sí que se han visto afectadas. Pero las dedicadas a las infraestructuras tenían una buena cartera de trabajo y han mantenido la actividad con relativa normalidad, mientras que la rehabilitación ha crecido. Y se espera que continúe creciendo de forma sustancial, porque es una de las líneas de acción que impulsa Europa y se va a incentivar desde el sector público.
– ¿Qué impacto tendrán los fondos europeos?
– La nueva programación europea de los ‘Next Generation’ y de sus derivados locales, como el ‘Euskadi Next’, buscan impulsar una recuperación económica, social y medioambiental. Desde Bruselas se ha entendido que la rehabilitación energética puede generar ese tipo de desarrollo, así que se va a apostar por la transformación de un parque de viviendas anticuado que, en muchas ocasiones, ni siquiera cuenta con aislamiento térmico. Esa necesidad existía anteriormente y el sector ya había crecido un 10% entre 2017 y 2019, pero ahora va a aumentar más. No sólo se van a rehabilitar viviendas, también barrios enteros en proyectos de regeneración urbana mucho más grandes que involucrarán a empresas energéticas y de nuevas tecnologías. Eso será un catalizador para la creación de empleo de calidad, cualificado y vinculado con el talento, porque habrá un incremento en la demanda de profesionales dedicados a la construcción. No en vano, la Diputación de Bizkaia ha planteado un proyecto piloto para reubicar a personas desempleadas por el Covid-19 en el sector de la construcción.
– Pero se necesitan cada vez perfiles más cualificados que escasean.
– Así es, porque el sector gira hacia la industrialización y hacen falta más perfiles especializados que el mercado laboral no provee actualmente. Por un lado, la Formación Profesional ofrece una cualificación generalista en construcción tradicional y, por otro lado, arquitectos e ingenieros requieren un proceso de adaptación para poder incorporarse a estas empresas más industriales. Además, la crisis anterior ya provocó la destrucción de empleo en el sector. La gente de los gremios o bien se han dedicado a otra actividad o se han jubilado, lo cual agudiza la escasez de personal. Algunas empresas los forman internamente, pero eso tiene un coste elevado.
– ¿Puede ser esa escasez un problema para recibir los fondos europeos?
– Nosotros confiamos en que no. Pero existen varios problemas vinculados con la ejecución de los proyectos. Por ejemplo, en el caso de los fondos FEDER, en el período de programación 20142020 se ejecutó sólo un 26% –un 35% en el caso de la rehabilitación– y el resto volvió a Europa. Así que ahora es necesaria más agilidad en la gestión de los fondos por parte de las administraciones públicas, mayor capacidad de las empresas para acometer proyectos más grandes, y más personal cualificado. Todas estas variables inciden en el riesgo de no aprovechar la oportunidad que nos brindan los fondos.
– ¿Es posible recualificar a ese perfil estereotipado del obrero que comienza su jornada laboral con un carajillo?
– Fácil no es. Requiere una inversión de tiempo y de recursos por parte de las empresas y la implicación del propio profesional. Pero es mucho más fácil lograrlo con alguien que viene de la construcción tradicional. Es el camino más natural. No obstante, la sociedad debe entender que el sector se va a convertir en un claro nicho de oportunidad, con empleo más estable, más especializado, y de mayor calidad.
Fuente: El Correo