El consejero de Medio Ambiente, Planificación Territorial y Vivienda, Iñaki Arriola, ha dado a conocer las líneas estratégicas del Decreto de Habitabilidad que el Gobierno Vasco está ultimando y cuyo objetivo principal es mejorar y aumentar los estándares de la vivienda en Euskadi. Una de sus principales novedades es que la construcción de terrazas y balcones va dejar de computar en términos de edificabilidad, lo que favorecerá su inclusión en los nuevos proyectos.
En la actualidad, y aunque hay medidas que las recogen de forma sectorial y territorial, no existe en Euskadi una normativa de ámbito autonómico que regule de forma exclusiva las condiciones mínimas de habitabilidad de las viviendas, tanto de obra nueva como de las ya existentes. La habitabilidad se encuentra vinculada a unos requisitos básicos de superficie y altura, confort térmico, equipamiento, salubridad, accesibilidad, uso y mantenimiento, sin olvidar la flexibilidad o versatilidad para adaptar la vivienda a las distintas etapas de la vida, así como a los nuevas necesidades y formas de vida actuales.
Atendiendo a esa versatilidad, el proyecto del Gobierno Vasco introduce avances sobre lo que ya es obligatorio, como garantizar el libre acceso a todos los recorridos y espacios del edificio y reservar en cada nueva promoción una reserva de viviendas adaptadas a personas con movilidad reducida. Además de esto, se exigirá unas dimensiones mínimas en cada estancia (cocina, comedor-estar, aseo y al menos una habitación), que permitan su uso por personas con movilidad reducida sobrevenida o bien su adaptación con unos pequeños ajustes, garantizando que todas las viviendas sean practicables o adaptables, lo que supone un salto cualitativo importante.
La finalidad es que el diseño de los espacios tenga en cuenta los cambios que pueden darse en las circunstancias vitales de los habitantes de la vivienda; entre ellos, el envejecimiento y la dependencia.
Otra de las aportaciones del decreto es la desjerarquización de la vivienda, rompiendo la configuración tradicional separada y compartimentada, que se reflejaba, por ejemplo, en la disposición de un dormitorio principal, amplio, y de otro u otros secundarios, mucho más pequeños (6m2 en algunos casos). La nueva norma fija para las habitaciones un mínimo de 10 metros cuadrados para cada una, u 11,5 metros si incorporan el espacio de almacenamiento. Únicamente la tercera habitación, caso de existir podría contar con 8,5 metros, siempre y cuando se incorporen 3 metros extra a la sala. Se pretende que la habitación no sea sólo un lugar para dormir, sino un espacio multifunción, para estudiar, trabajar, jugar o relacionarse.
Así mismo, se ha incorporado, la perspectiva de género al diseño de los edificios y viviendas, evitando recovecos y ángulos ciegos que creen inseguridad en portales y zonas comunes, e integrando al máximo el espacio de estar-comedor-cocina, con el fin de que las tareas del hogar sean visibles y puedan ser compartidas por el conjunto de la unidad familiar.
La superficie mínima de la vivienda se fija en 35m2, mientras que la de la cocina se sitúa en 7m2, como se exigía ya para las viviendas de protección oficial. Además, se establece que esté conectada o contigua al espacio de estar-comedor.
La norma tiende a una vivienda más versátil que la actual y su filosofía es ofrecer, una vez garantizados unos requisitos mínimos, la máxima libertad en el diseño y construcción de los inmuebles, favoreciendo la innovación en la edificación.
Espacio exterior
El consejero Arriola ha señalado que en muchos aspectos el decreto se ha anticipado a la realidad del confinamiento forzoso como consecuencia de la Covid-19, una experiencia que ha puesto de manifiesto las limitaciones de nuestras actuales viviendas para situaciones similares o para nuevas funciones como el teletrabajo.
Arriola ha añadido que “el confinamiento ha confirmado que íbamos en la buena dirección y ha ratificado la importancia de las zonas exteriores —balcones o terrazas— como espacios para vivir, como zonas de estancia abiertas al aire libre, a la calle y al resto de los vecinos”.
Con el decreto se introduce el concepto de “espacio exterior” como un elemento del programa mínimo de la vivienda, y se indica que debe de tener una superficie de al menos 4 metros cuadrados. Y para favorecer su disposición, siempre que sea posible, deja de computarse como superficie útil de la vivienda.
El proyecto de Decreto de Habitabilidad se encuentra ya en su última fase de tramitación. El texto ha contado en los últimos meses con un amplio proceso de participación al que han contribuido, entre otros, administraciones públicas, universidad, colegios y asociaciones profesionales, EUDEL, y asociaciones empresariales y de personas con movilidad reducida. Tras el mismo, se han atendido 185 de un total de 732 observaciones, alegaciones y propuestas. El texto, con las alegaciones incorporadas, se remitirá en breve al Parlamento Vasco para su conocimiento y se someterá a los informes preceptivos finales, con la previsión de que pueda aprobarse a finales de año.