La funcionalidad de la vivienda ha experimentado un cambio conceptual importante a raíz del bloqueo total debido a la pandemia del COVID, y esto ha revolucionado la manera de vivir en casa. El trabajador ha pasado de valorar su inmueble como un espacio donde desarrollar actividades de la vida cotidiana a un espacio donde poder llevar a cabo también su desempeño laboral, con todo lo que ello implica.
Un informe de Ipsos da a conocer que el teletrabajo en España ha aumentado en 12 puntos a raíz de la pandemia, el 25% de la población activa trabaja desde casa al menos parte de su jornada laboral. Ahora bien, 34% de la población reconoce que su domicilio no reúne las condiciones para desempeñar el teletrabajo.
Actualmente, apenas existe documentación acerca de los espacios comunitarios de teletrabajo, seguramente porque hasta la fecha, al no ser considerados como un elemento imprescindible dentro del inmueble, no se tenían en cuenta por parte de las promotoras y empresas constructoras. No obstante, los espacios comunitarios para el teletrabajo se pueden englobar dentro de un producto inmobiliario que actualmente se encuentra en cifras récord de Inversión en estado español, el mercado residencial en alquiler, superando los 990 millones de euros el primer trimestre 2022, habiendo pasado a ocupar la primera posición en el mercado Inversor inmobiliario.
Los productos que se analizan en el informe “Euskoliving. Informe de alternativas habitacionales para el País Vasco”, dentro del programa ERAIKAL Línea I “estudios sobre la calidad funcional, arquitectónica y constructiva de la edificación residencial” del departamento de Planificación Territorial Vivienda y Transportes”, representan dos modelos del mercado residencial de alquiler, que se caracterizan principalmente por ser una forma de alojamiento que combina espacios residenciales privados por instalaciones comunes compartidas y promover el contacto social y construir comunidad.