El pasado diciembre se actualizó la Hoja de Ruta para la descarbonización de la edificación en todo su ciclo de vida para el sector de la vivienda. Desarrollada en el marco del proyecto Building Life, se hace una apuesta clara por la rehabilitación. Esto se debe principalmente a dos razones:
- Es imprescindible rehabilitar el parque residencial existente para conseguir rebajar el carbono operativo (amarillo en la gráfica). La única manera de reducir las emisiones actuales de CO₂ en la fase de uso de los edificios existentes es mejorando su rendimiento energético. Esto implica, por un lado, implementar medidas pasivas (estrategias bioclimáticas, aislamiento en fachadas y cubiertas, sustitución de ventanas, etc); y, por otro lado, electrificar y sustituir los equipos existentes por unos más eficientes.
- Aprovechar lo ya construido supone un ahorro sustancial en carbono embebido (azul en la gráfica), ya que la inversión en carbono para su construcción ya está hecha. La fabricación de productos de construcción hace un uso intensivo de energías fósiles y su consecuente emisión de CO₂. En el caso de la rehabilitación, la cantidad de materiales necesarios son muy inferiores que para el caso de la obra nueva.
Según un post en LinkedIn de Laura García Fernández, arquitecta especialista en políticas de rehabilitación de vivienda y eficiencia energética en la edificación; y diseñadora Passive House acreditada, el presupuesto de carbono con el que contamos es limitado si no queremos adentrarnos en los peores escenarios de cambio climático. Si este CO₂ “asumible” se destina a rehabilitar viviendas principales en lugar de a construir viviendas nuevas, se consigue de una forma mucho más efectiva cubrir las necesidades sociales. O dicho de otra manera, se consiguen cubrir las necesidades habitacionales de muchas más personas. Así, en la Hoja de Ruta se estima necesario reducir en gran medida la obra nueva, tanto de viviendas principales, como secundarias. Así mismo, se contempla que muchas de las viviendas existentes sin uso (vacías) o con poco uso (segundas residencias) se incorporen al parque de vivienda habitual.
Para el cálculo del presupuesto de carbono del sector de la edificación de España, se han tomado como referencia las proyecciones de la Agencia Internacional de la Energía (IEA) y el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC). La IEA destaca dos escenarios para la descarbonización de la edificación:
- El IEA Sustainable Development Scenario que aspira a la neutralidad climática para 2070 y a limitar el calentamiento global a 2 ºC.
- y el IEA Net-zaro Emissions Scenario que aspira a la neutralidad climática para 2050 y a limitar el calentamiento global a 1,5 ºC.
La Hoja de Ruta analiza dos escenarios de descarbonización previstos:
- El Escenario Tendencial contempla las previsiones contenidas en la legislación, la reglamentación y en la planificación estratégica desarrollada por la Administración Pública hasta el momento.
- El Escenario del Sector incorpora las previsiones de mejora adicional que en la actualidad se encuentran anunciadas por parte del sector de la edificación. Esto es, acciones de la Administración pública e iniciativas de los agentes privados del sector, a pesar de que estas no se puedan considerar compromisos reglamentariamente exigibles a día de hoy.
Estos dos escenarios son claramente insuficientes y no permiten ajustarse al presupuesto de carbono disponible para el sector residencial en España, según la Agencia Internacional de la Energía (IEA) y el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC).
La Hoja de Ruta de Building Life propone un nuevo escenario que permita reducir de manera significativa el carbono de ciclo de vida del sector residencial, especialmente en lo que se refiere al carbono embebido. Este escenario es compatible con el presupuesto de carbono del IEA Sustanaible Development Scenario. Así, inicialmente se abandona el escenario del IEA Net-zaro Emissions Scenario que es el único con posibilidades de limitar el calentamiento global a 1,5 °C. Cabe recordar, que limitar el calentamiento global a 1,5 °C es la opción defendida por la comunidad científica como la única que no conlleva asumir riesgos desconocidos e irreversibles.
La Hoja de Ruta establece 5 puntos clave:
- Aprovechamiento y rehabilitación del parque existente. Extender la cultura de la rehabilitación con carácter integral es la manera más eficaz de reducir el carbono operativo y evitar la mayor parte del carbono embebido. Maximizar esta política es la única forma de situar al sector español dentro de los márgenes de carbono consistentes con la emergencia climática y desplegar una estrategia eficaz contra la pobreza energética.
- Racionalización de la nueva construcción. Se deben redefinir las necesidades de nueva vivienda de manera que se pueda racionalizar la nueva construcción. Reconsiderar la política de nueva construcción hacia criterios de máxima eficiencia en los diseños de espacios (reduciendo su superficie) y soluciones constructivas, en aras de minimizar el empleo de recursos.
- Descarbonización de los productos de construcción. Se debe acelerar la descarbonización de los materiales que utilizamos a día de hoy y, por otro lado, integrar materiales de base biológica, que tienen un menor carbono embebido de partida. Se considera imprescindible la implantación del análisis de ciclo de vida como instrumento para el control de las emisiones de ciclo de vida completo.
- Coordinación con el resto de agendas del sector. La descarbonización no es el único reto al que se enfrenta la edificación. Es imprescindible mantener los principios de no hacer daño significativo hacia otras urgencias igual de importantes como la salud, la biodiversidad y la adaptación a los impactos ya inevitables del cambio climático.
- Consideración del factor tiempo. Hay que actuar con urgencia porque el presupuesto de carbono de ciclo de vida es muy acotado; cuanto más tardemos en acometer las acciones de descarbonización, menos presupuesto de carbono tendremos disponible para llevar a cabo la propia transformación. Apostar por aquellas soluciones que consigan una descarbonización rápida compatible con la descarbonización a largo plazo es la mejor estrategia.