Ninguna estamos fuera: los Desayunos Vitales nos invitan a reconocer para incluir

13 noviembre, 2025 | Noticias

El salón de BBK Kuna se fue llenando de voces diversas: técnicas, institucionales, sociales. Todas dispuestas a conversar sobre una realidad incómoda pero urgente: las múltiples barreras que siguen impidiendo a muchas personas acceder y mantenerse en el empleo, a pesar de su talento y compromiso.

Desde BUILD:INN, Basque Construction Cluster, celebramos la segunda sesión del ciclo Desayunos Vitales: salud y derechos humanos en diálogo, esta vez centrada en los derechos humanos, la igualdad de oportunidades y la integración social en el empleo. Una jornada pensada no solo para escuchar, sino para transformar.

Cuando trabajar no basta

Desde el inicio quedó claro que las dificultades laborales no afectan a todas las personas por igual. Las mujeres mayores de 45 años, las personas migrantes o refugiadas, y quienes asumen tareas de cuidado encuentran obstáculos muy específicos —burocráticos, culturales, económicos— que van mucho más allá del currículum.

Trabajar no garantiza inclusión, y buscar trabajo tampoco garantiza acceso

Zigor Gorriti (CEAR Euskadi) recordó que las personas refugiadas no llegan por ocio, sino huyendo de conflictos, y denunció los obstáculos que enfrentan, como procesos largos y complejos para homologar títulos o acceder a trámites básicos.

Francisco Iglesias (Gaztaroa Sartu Koop.) subrayó que la exclusión puede afectar a cualquiera y que solo reconociéndola podemos cambiarla. Defendió itinerarios de acompañamiento efectivos, aunque aún condicionados por la burocracia.

Myriam Márquez (DEMA) puso el foco en las mujeres mayores de 45 años, un colectivo doblemente discriminado. Destacó que el 80% de las mujeres que acompañan desde el programa Emalan logra reinsertarse laboralmente, gracias a procesos colectivos y redes de apoyo.

Pensarnos en común: de la crítica a la propuesta

En la segunda parte del encuentro llevamos a cabo una dinámica tipo World Café, facilitada por el equipo de Komuniké. Partimos del enfoque del “antiproblema”: imaginar cómo agravar aún más las situaciones de exclusión… para luego revertirlas en propuestas de cambio.

Las personas asistentes identificaron barreras estructurales como la falta de vestuarios para mujeres en obra, los estereotipos de género, los procesos de selección con sesgos por maternidad o edad, o la rigidez horaria que impide la conciliación. También se visibilizó cómo muchas mujeres son invisibilizadas en sus trayectorias profesionales, pese a asumir esfuerzos físicos y emocionales comparables o mayores a los de sectores masculinizados.

  • A partir de ahí surgieron propuestas concretas:
  • Adaptar infraestructuras laborales a la diversidad.
  • Visibilizar referentes femeninos en puestos técnicos y de liderazgo.
  • Valorar competencias reales por encima de titulaciones formales.
  • Reformar horarios y modelos de jornada para facilitar la conciliación.
  • Introducir criterios de contratación inclusiva y formación adaptada.

Participaron 44 personas de 18 organizaciones, un 88,6% mujeres. Una cifra que contrasta con el 90% de masculinización que aún caracteriza al sector, y que plantea una pregunta evidente:

¿Quiénes están realmente liderando los espacios de cambio?