Las empresas sufren la escasez de trabajadores con experiencia en oficios debido a las jubilaciones y falta de relevo generacional. Las compañías promotoras y constructoras de vivienda se están encontrando con un grave problema, la falta de profesionales experimentados que ejerzan de encargados de obra (quienes controlan los diferentes tajos) y los jefes de obra (habitualmente arquitectos técnicos), lo que ha provocado una elevada inflación en sus salarios. Tanto, que han comenzado a superar lo que cobran los propios arquitectos que diseñan los edificios. “Es una auténtica desesperación para las empresas”, asevera Carolina Roca, presidenta de Asprima, la patronal madrileña de los promotores, sobre la escasez de trabajadores bregados en la construcción.
Un responsable de una de las principales promotoras del país indica que en los últimos meses han tenido casos de sueldos de encargados de obras (trabajadores habitualmente sin formación universitaria, con veteranía ganada a través de algunos de los oficios) con sueldo anual de entre 65.000 y 70.000 euros, dada la experiencia para gestionar grandes proyectos. En el caso de jefe de obras, este directivo indica que ganan entre 70.000 y 90.000 euros. Y advierte de que el alza salarial es tan elevada que ya supera lo que cobra un arquitecto en la empresa, alrededor de 45.000 euros.
Igualmente, un directivo de otra gran promotora indica que un encargado de obra “con mucha experiencia y que trabaje para una empresa seria” podría sumar entre 45.000 y 50.000 euros de sueldo más un bonus de un 50%, lo que llevaría a alrededor de 70.000 euros. En el caso de un jefe de obra, esa cantidad es de 60.000 euros más bonus.
Ignacio Miyar, gerente de construcción e inmobiliario en la empresa de selección de personal LHH Recruitment Solutions (Grupo Adecco), rebaja algo las cifras de sueldos de estos profesionales, aunque reconoce que se pagan nóminas por encima de convenio y que se ha vivido un alza salarial de hasta un 15% después de la pandemia de Covid-19. Así, para obras convencionales, indica que un encargado de obra gana entre 35.000 y 45.000 euros y un jefe de obra entre 45.000 y 65.000 euros, según su experiencia.
El encargado de obra suele ser un trabajador que comenzó en algún oficio (albañil, encofrador, carpintero…) y que gracias a su experiencia coordina los diferentes tajos en la construcción del proyecto. “Son cruciales para las empresas”, opina Miyar. El jefe de obra, en su caso, tiene una labor más económica de la gestión operativa. Ambos perfiles son muy importantes para las compañías con el objetivo de que la edificación sea correcta, en plazos sin sobrecoste.
“Hay mucha escasez de encargados, muchos se están jubilando y no existe un relevo generacional”, afirma Miyar. “El sector no resulta atractivo para los jóvenes, por eso es necesario el impulso a la industrialización”, afirma, respecto a que gran parte de los trabajos de edificación se comienzan a realizar en fábrica en un entorno más cómodo y seguro.
Alta rotación
Miyar advierte que, ante la escasez de estos perfiles, se está produciendo, además, una alta rotación, y que muchos de ellos exigen subidas de sueldo para no cambiar de empresa. Respecto a las ubicaciones donde la carestía de estos trabajadores es mayor, el responsable de LHH señala el País Vasco, Madrid y las grandes ciudades de Andalucía, especialmente la provincia de Málaga.
Así lo confirma Violeta Aragón, secretaria general de APC Málaga, la patronal provincial de promotores. “Falta mano de obra en general. Cuando llegó la crisis de 2008, mucha gente se fue a otros sectores. No se ha incorporado gente nueva, así que no hay perfiles con experiencia”. Esta responsable empresarial indica que en Málaga un encargado de obra está cobrando actualmente entre 45.000 y 50.000 euros y un jefe de obra, como máximo 55.000 euros. “El problema se acrecienta en Málaga”, reconoce, por el elevado ritmo de construcción especialmente en la Costa del Sol, y a donde llegan cuadrillas de otras provincias a trabajar en las obras.
La caída en el empleo en la construcción ha sido exponencial. En 2008, tras el estallido de la burbuja del ladrillo, el número de ocupados en el sector pasó de casi 2,7 millones a 1,4 millones en el primer trimestre de 2024, según los datos de afiliación a la Seguridad Social. Roca, la presidenta de la patronal madrileña, confiesa que las plantillas se han envejecido y cuesta mucho renovarlas tras la jubilación de los más experimentados.
“Al sector nos queda una labor dura por delante. Tenemos que hacer ver a los jóvenes que la formación profesional es una carrera interesante”, afirma. Esta empresaria indica que los trabajos en las obras ofrecen buenas salidas laborales, un buen convenio sectorial y horario laboral compatible con la conciliación familiar.