El sector inmobiliario sigue inmerso en una montaña rusa al albur de un contexto en el que actúan la subida de tipos de interés, la compleja regulación urbanística que alarga plazos de construcción, la falta de suelo y un amortiguamiento del mercado después de dos años de gran crecimiento tras el parón de la pandemia. Todo ello con una tendencia generalizada a la baja en los últimos 14 meses.
Así lo reflejan los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) sobre las inscripciones en el Registro de las compraventas de viviendas hechos públicos ayer. En Euskadi, en marzo se registraron 1.500 operaciones, la mayor caída en cuatro años con un retroceso del 25,8%. Unas cifras que dejan un saldo en el primer trimestre del año de 5.416 compraventas, un 12% menos que en el mismo periodo de 2023.
Sin duda el impacto en las hipotecas de unos tipos de interés en el 4,5%, que han llegado a elevar hasta en 300 euros mensuales el pago del crédito para un préstamo medio de 150.000 euros ha sido un elemento clave en este enfriamiento del mercado. Pero ese encarecimiento de la financiación también ha afectado a los promotores que también por los cambios legislativos han decidido frenar el paso. Así se ve en la estadística de la vivienda nueva.
Y es que los pisos de nueva construcción siguen perdiendo peso en el total de las compras. En marzo llegaron a su suelo en Euskadi con cerca del 10% (208 operaciones). Es decir, solo una de cada diez compras se realizaron sobre una vivienda nueva. Es el porcentaje más bajo desde la pandemia y confirma una tendencia que ha dejado el 90% del mercado en las viviendas usadas, que centraron el 1.292 compra-ventas.
Una tensión que, a pesar de la bajada de operaciones, hace que el precio no baje ya que la demanda en Euskadi sigue siendo importante. Se trata además de un fenómeno que eleva los precios de los alquileres, más aún en las zonas con demanda turística.
Tratamiento fiscal
El frenazo de la obra nueva tiene mucha relación también con la vivienda protegida. Esta representa casi la mitad de esas construcciones como consecuencia de la normativa urbanística que se aplica en las ordenaciones de suelo. El caso es que las compraventas de VPO cayeron en marzo un 43% en Euskadi respecto al año pasado con solo 103 inscripciones en el Registro, el valor más bajo en cuatro años. Y en el primer trimestre del año presenta un retroceso en su adquisición del 21,3%. En marzo, solo 7 de cada 100 compras de vivienda en Euskadi tuvieron por objeto un hogar de protección oficial.
La dificultad de acceso al crédito y la imposibilidad de acceder a un piso para muchas familias dentro de las condiciones que establece el Gobierno Vasco están generando una importante barrera para comprar una casa. Además, la incertidumbre de la reforma fiscal y cómo quedará el tratamiento del IRPF para la compra de vivienda, así como la fiscalidad del alquiler y los cambios normativos, tampoco ayudan.
En el resto de España, la evolución de las compraventas también ha sido negativa con un retroceso del 19,3% respecto al mes de marzo del pasado año.
Fuente: El Correo, versión impresa viernes 17.05.2024